La elección del nuevo director del MNCARS se ve comprometida

Al publicar este artículo, me siento coaccionado. No es la primera vez. He sufrido amenazas directas e indirectas por lo que hago y escribo desde que empecé a dedicarme al arte, a final de la década de los ochenta. Estas “advertencias” no me han amedrentado nunca y no lo van a hacer ahora, aunque en el documento titulado “Acerca de la salida de Manuel Borja-Villel de la dirección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía”, extraña cabecera para una reivindicación, se pida dos veces actuar con contundencia contra las voces críticas. No me voy a detener en lo que es obvio: descalificación de cualquier posición crítica frente a la institución, argumentos ad hominen, prepotencia, superioridad moral… Más de lo mismo. Ya estamos cansados de tanta demagogia y no vale la pena rebajarse a discutirla en los términos en que se ha planteado.

Los que conocen mi trayectoria saben dónde estoy, cuál es el foco de mi trabajo y también que es muy difícil hacerme callar por la fuerza. El año pasado publiqué una nota sobre la reordenación de la colección en MNCARS, con el compromiso de profundizar en este tema. Desde entonces he estado concentrado en una investigación sobre la museología, desde el legendario y ya un poco anticuado The New Museology de Peter Vergo a los últimos números de OnCurating, pasando por Bennet, Preziosi, Mieke Bal, Hooper-Greenhill o libros como Post-critical Museology, de Dewdney, Dibosa y Walsh o A Companion to Museum Studies, editado por Sharon Macdonald, entre otros muchos. Son todos teóricos solventes. Publiqué hace poco la presentación de este proyecto. Pero ahora resulta que si intento analizar la gestión del canon artístico en nuestro museo nacional de arte moderno y contemporáneo, por ejemplo, o bien estoy alineado con la extrema derecha, o bien escondo obscuros intereses personales. Y se actuará con contundencia contra mí. En fin, era por cosas como estas, y no por lo que dice el documento, por lo que gran parte de la comunidad artística española rechazaba la reelección de Borja-Villel.

Esta carta, formulario de adhesión, manifiesto o como lo queramos llamar, se promueve bajo la bandera del antifascismo y en consecuencia ha obtenido una respuesta masiva. Me parece muy bien, pero hay en ella tres puntos obscuros que deberían preocuparnos:

  1. Es un documento anónimo.
  2. Se refrenda, desde las instituciones, la exigencia de un recorte de la libertad de expresión.
  3. Se apoya, desde las instituciones, un intento de influir en el proceso de selección del nuevo director o directora del MNCARS.

1º Anonimato

Conocemos a los firmantes del documento, pero no a sus autores. Esto es muy mala idea, porque podemos pensar que lo ha redactado el mismo Borja-Villel, o que han participado autoridades públicas como directores de museos u otros altos cargos. Si el texto lo ha redactado Borja-Villel, estamos en ese momento tan español que en el drama se convierte en opereta. ¿Tienen necesidad de reivindicarse a sí mismo con trucos y por un medio tan poco riguroso? Sería un acto tan patético como malintencionado. Si han participado autoridades públicas, es posible que se haya quebrantado la ley. Saber quiénes lo han redactado nos diría mucho sobre sus verdaderas intenciones. A lo mejor es una trampa de esa extrema derecha que quiere desprestigiar su legado, y ha funcionado.

2º Libertad de expresión

La libertad de expresión es un derecho fundamental recogido en nuestra Constitución. La carta europea de los derechos fundamentales puntualiza además que:

Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas. (Título 2, artículo 11. Las negritas son mías).

El hecho de que numerosas autoridades públicas, españolas y extranjeras, hayan suscrito el documento, en los términos en que está redactado (recuerden el llamado a actuar con contundencia), supone una coacción a las voces críticas independientes, como la mía, y también a los que escriben desde posiciones ideológicas que no por ser opuestas a nuestros valores son ilegales. Cuidado, en España los límites de la libertad de expresión está marcados por la ley y aunque los particulares podemos decir muchas tonterías sin sufrir consecuencias, los que ocupan altos cargos públicos tienen una gran responsabilidad respecto a la Constitución y la ley.

Si quieren desmentir las presuntas difamaciones esparcidas por determinada prensa, mejor harían en publicar la demanda contra el periódico ABC por el artículo de 15 de enero, en el que se acusaba de fraude de ley al museo por las renovaciones del contrato de Borja-Villel. Yo doy por hecho que la información es cuanto menos inexacta y que el Ministerio de Cultura y el museo habrán interpuesto la correspondiente demanda. ¿O no?

3º Manipulación del proceso de selección del nuevo director del MNCARS

El objetivo expreso de este documento promovido por personas anónimas y suscrito por un gran número de profesionales de la cultura es imponer un proyecto museológico al próximo director o directora del MNCARS:

…llegado el caso y una vez se convoque formalmente el concurso, qué debe exigirse a los posibles candidatos y hacia qué (sic) modelo deberíamos orientar el encargo de dirección de la institución.
Es tarea de la comunidad hacer frente a los ataques que se han producido, con contundencia, para asegurar la continuidad de la labor realizada y su desarrollo en el futuro.

Es decir, el objetivo de este formulario, que tanta gente está firmando seguramente sin pensar en sus consecuencias legales, es influir en el procedimiento de elección del nuevo director y, en su caso, coaccionarlo para que su proyecto museológico tenga un carácter continuista.

Que personas particulares o asociaciones de la sociedad civil hagan esto, y a través de un medio sin valor legal como son los formularios de Google, no tiene importancia. Que lo hagan autoridades en el ejercicio de su cargo, en nombre de instituciones públicas, tanto nacionales como extranjeras, o cargos directivos del propio MNCARS, es muy grave.

El procedimiento de elección ya está viciado. La igualdad de oportunidades y su transparencia están comprometidas. El mensaje es muy claro, la mano negra que ha redactado el documento y sus muchos firmantes actuarán con contundencia contra cualquiera que pretenda dirigir el MNCARS con ideas propias. Los candidatos que pudiesen tener una visión del arte distinta de la de Borja-Villel se lo pensarán mucho antes de presentarse, y en cambio se favorece a quienes estén en sintonía, o incluso quizás a un sucesor previamente designado por el ex-director. La institución, que es lo que supuestamente se está defendiendo, va a perder credibilidad, algo que no pasó en el periodo de Borja-Villel, y la nueva dirección carecerá de la legitimidad necesaria.

Conclusiones

El Ministerio de Cultura debería abrir una investigación para determinar si organizar y/o participar desde instituciones públicas en una campaña internacional para influir en el proceso de selección del nuevo director o directora del MNCARS constituye un delito, en cuyo caso sería competencia de los jueces averiguar quién o quiénes han impulsado esta campaña y la responsabilidad de las instituciones que la han apoyado.

El Ministerio de Cultura y el Patronato del MNCARS deberían pronunciarse públicamente sobre el atentado contra la libertad de expresión que supone el citado documento, siempre en lo que se refiere a la participación de autoridades públicas.

El Patronato del MNCARS debería suspender temporalmente el procedimiento de elección de un nuevo director o directora y aplazar la convocatoria hasta que se haya resuelto si efectivamente hay delito, y en su caso se hayan depurado responsabilidades y se garanticen la igualdad de oportunidades y la libertad de todos los candidatos.

El Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de nuestras embajadas en los respectivos países, debería pedir explicaciones a las instituciones extranjeras que han participado en esta campaña.

Nada de esto va a ocurrir y, como ya he dicho, la legitimidad de la próxima dirección del museo estará en entredicho.

Por último:

La prensa más conservadora ha aprovechado el descontento de gran parte de la comunidad artística española para hacer ruido en torno a un proceso que tiene y debe tener muy poco de político, pero el descontento es real y los artistas y profesionales del arte tenemos pleno derecho a manifestarlo.

El descontento no se debe a la línea ideológica del museo, ni a las supuestas ambiciones personales que señala la carta, sino precisamente a este tipo de actuaciones: a las coacciones, la prepotencia, las manipulaciones, la falta de respeto a la legalidad y a nuestros derechos.

La persona o colectivo que ha redactado este documento busca crispar el ambiente antes del mencionado procedimiento de elección y dividir la comunidad artística española en dos bandos enemistados. Por favor, no entremos en esta dinámica.

Para terminar, no está de más citar el documento que ADACE, la Asociación de directores y directoras de arte contemporáneo de España, envió hace muy poco por correo electrónico a un amplio número de profesionales y artistas:

Avalar las buenas prácticas es también promover un clima de serenidad y madurez democrática en el que las candidatas y candidatos a dirigir el museo de arte moderno y contemporáneo puedan concursar sin temer un espacio público contaminado por prejuicios o descalificaciones personales. (…) No consideramos adecuado elevar la tensión y el índice de agresividad que sólo pueden empañar la normalidad de un proceso habitual. Defendemos la discusión calmada que merece un proceso que acontece regularmente y sin aspavientos en instituciones similares a nivel internacional.

Firmado, por si alguien no sabe quien escribe el blog del Antimuseo, por Tomás Ruiz-Rivas.


Links incluidos en el texto:
[1] https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdNwEzjVpNKF9jxw8YhxP1n5MYXFdU5fDH2QdU2lgEblBr4Yg/viewform
[2] https://antimuseo.org/2021/11/30/el-museo-y-la-ausencias/
[3] https://antimuseo.org/2023/01/19/reflexiones-museologicas-i/
[4] https://fra.europa.eu/es/eu-charter/article/11-libertad-de-expresion-y-de-informacion